quarta-feira, 29 de outubro de 2008

Verdad y Amor

“En esto sabremos que somos de la verdad, y nos sentiremos seguros delante de él: que aunque nuestro corazón nos condene, Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo”

1 Jn 3.19-20

Un poco antes, en 3.16, el apóstol introdujo el tema del amor diciendo “en esto conocemos lo que es el amor…” Ahora, para introducir el tema de la verdad, nos dice: “en esto sabremos que somos de la verdad…” Amor y verdad son temas muy relacionados y tratados por Juan de forma paralela y complementaria este capítulo. Amor y verdad son dimensiones que no se pueden separar en la vida cristiana, es parte de ella misma. Por eso, el apóstol no dice que somos los dueños de la verdad, sino que “somos de la verdad”, le pertenecemos a ella. Ella es nuestra poseedora.

El mismo Juan, en su evangelio, registra las palabras de Jesús, cuando él se identifica con la misma verdad: “yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre sino por mí” (Jn 14.6). Pertenecer a la verdad es pertenecer a Jesús y, por supuesto, eso tiene fuertes implicaciones en la forma como vivimos la vida y la fe, sobre la manera como nos portamos ante Dios, su amor y su verdad.

Pertenecer a la verdad nos compromete con la palabra de Dios, tanto en conocerla como en vivirla cada día. Implica en un largo proceso de transformaciones personales y familiares, adecuándonos paso a paso a los valores del Reino de Dios.

De esa forma estamos seguros delante de Dios y aunque nuestro corazón nos condene, podemos recurrir al perdón y a la gracia de Dios, que es infinitamente más grande que nosotros, y que nos cubre con su amor restaurador. Pertenecer a la verdad nos conduce, por tanto, a la práctica de la confesión y a una vida segura en las manos de Dios. Ante eso creemos que la verdad y el amor aportan calidad y nuevos desafíos a nuestras vidas como cristianos; así siendo, sigamos la vida cristiana en confianza, confesión y fe junto a Jesucristo.

quarta-feira, 22 de outubro de 2008

Amor Concreto a los Hermanos

“Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él? Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad”

1 Jn 3.17-18

En el verso 16 vimos que, siguiendo los pasos de Cristo que ha dado su vida por nosotros, también nosotros debemos entregar nuestras vidas por los hermanos. Ahora el apóstol nos enseña una forma muy concreta de cómo podemos dar la vida por nuestros hermanos: al no cerrar nuestro corazón a los hermanos que pasan necesidades físicas y materiales manifestamos el amor de Dios en nosotros y por los demás.

La utilización de los recursos materiales que recibimos, día a día, de Dios en pro de los demás hermanos, socorriéndoles en sus necesidades concretas y reales es, efectivamente, el ejercicio de un don espiritual, ¡la diaconía! Es importante entender que ejercer la diaconía (o el “servicio”) es la forma como Dios mantiene su providencia y cuidado para con los suyos, o sea, Dios se utiliza de cada uno de nosotros como siervos (diáconos) suyos que somos para socorrer y cuidar de otros que pasan por necesidades más agudas.

Por eso dice Juan que la “compasión” es el sentimiento que nos hace actuar diaconalmente a favor de los que padecen. La compasión es un sentimiento que aprendemos con Jesús (Mc 8.2; Mt 9.36). En ese sentido, la compasión o misericordia la recibimos como parte de la gracia de Cristo en nuestra vida. Si por un lado Cristo nos bendice, salva y perdona por su gracia, por otro lado Cristo bendice y cuida providencialmente de otros por su gracia a través de nosotros. Él manifiesta su amor por las personas por nuestro intermedio y por eso también nos concede cada día los recursos humanos y materiales.

Ante eso, la conclusión del v.18 es muy importante para la vida cristiana personal y para la comunión entre nosotros. El amor no puede ser solo un bello discurso o tema de discusión, el amor debe de ser vivido con obras verdaderas, con hechos reales, por un compromiso mutuo genuino. Así tenemos la oportunidad de vivir la misión de Cristo en este mundo y crecer personalmente en nuestra espiritualidad y relación con el Padre.

sexta-feira, 17 de outubro de 2008

¿Qué es el Amor?

“En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos”

1 Jn 3.16

¿Qué es el amor? Cada uno, seguramente, tiene su propia respuesta a esta pregunta, puesto que el amor es algo que ocupa una importante parte de la vida humana. Pero si miramos al texto encontramos una dimensión del amor que, en gran parte, ha sido olvidada por muchos: el amor, en su plenitud, se define por la obra de Jesucristo en nuestro favor. Al entregar voluntariamente su vida a la muerte para rescatarnos de la condenación del pecado, Jesús ha puesto a descubierto la esencia misma de lo que es el amor.

Nos puede parecer un poco raro comparar la esencia del amor a la muerte, aun que sea a la muerte de Cristo. Pero al entregar su vida, Cristo ha manifestado hasta donde llega el amor de Dios, su Padre, hacia los seres humanos. De esa forma, entendemos el amor de Dios como un amor infinito que busca y que se sacrifica por las personas sin esperar que éstas le retribuyan de alguna forma. Se trata de expresar su amor de la manera más profunda y completa que pueda haber.

Así siendo, el apóstol se basa en la realidad del amor de Cristo por nosotros para establecer un modelo del vínculo que debe haber entre todos nosotros. Él mismo se presenta como ese modelo y al mirar su obra encontramos la fuente para comprender las relaciones humanas, principalmente entre los que compartimos la misma fe (Gl 6.10).

“Entregar la vida por nuestros hermanos” puede que no sea lo que más le apetezca a uno, pero al buscar este nivel de relación crecemos, paso a paso, en la espiritualidad del amor cristiano y reflejamos así el amor de Cristo por todos. No hace falta que esta entrega se haga por medio de la muerte física de uno, una vez que la muerte de Cristo ha sido suficiente y definitiva (Rm 6.10), pero hace falta que este mismo principio de la entrega a los demás, de todo lo que somos y tenemos, como lo vemos en Cristo, sea el principio que guíe nuestra relación con los hermanos y todas las demás personas. En ese sentido, la verdadera misión que tenemos es servir a Dios sirviendo a las personas, y amar a Dios amando a las personas.

¡Que Dios nos ayude a comprender y vivir su amor cada día!

segunda-feira, 13 de outubro de 2008

Grupo de Comunhão em Londres


Em meio às atividades semanais, um casal presbiteriano que mora em Londres reúne um grupo de aproximadamente 12 a 14 irmãos em sua casa todos os sábados para buscar a Deus e estudar a palavra. Vários se encontraram com Cristo através desse trabalho evangelístico. Na semana passada, acompanhado pelo Rev. Ricardo Mota, visitamos o grupo, compartilhamos a palavra de Deus e o trabalho missionário da igreja presbiteriana na Europa. Na foto acima temos uma visão parcial dos irmãos reunidos no sábado passado. Oremos por estes irmãos e pelo futuro deste grupo de comunhão!

domingo, 5 de outubro de 2008

Batismo Infantil!!



Que bênção e alegria!! Foi nosso primeiro batismo infantil na igreja de Torrelodones. Foram batizados o Raul e a Jessica, filhos dos nossos irmãos Fernando e Andressa. Desejamos aos bebês um crescimento sadio e um futuro abençoado ao lado de Jesus e de sua família.

Profissão de Fé e Batismo!!


Hoje foi um domingo muito especial: tivemos nossa primeira Profissão de Fé e Batismo! Foi um grande privilégio e alegria professar a fé e batizar minha nora Cristina. Oramos para que sua caminhada na fé cristã seja um testemunho vivo do evangelho na Espanha.

Mensagem Especial: Rev. Ricardo Mota


Este domingo (05/10) recebemos a abençoada visita do Rev. Ricardo Mota em nossa igreja. Ele nos trouxe uma edificante e desafiadora mensagem da Palavra de Deus durante o culto. O Rev. Ricardo é pastor da Igreja Presbiteriana Central de Uberlândia (MG). Somos gratos a Deus por sua vida e ministério

quarta-feira, 1 de outubro de 2008

Outubro 2008

Vários são nossos motivos de louvor e gratidão a Deus:
- pelo excelente e abençoado Encontro dos Missionários realizados no final de julho aqui em Madrid e pelos resultados que estamos colhendo
- pelo constante atendimento aos nossos missionários e pela oportunidade que temos, assim, de auxiliá-los em suas decisões e em seus ministérios
- pelo envolvimento dos irmãos de Torrelodones com os preparativos do Encontro dos Missionários, o que demonstra o compromisso que estão assumindo e seu envolvimento missionário iniciante
- pelo crescimento na fé dos irmãos da I. P de Torrelodones e pelo fortalecimento e crescimento numérico da igreja
- pela saúde recebida de Deus e pela melhora progresiva da saúde da Rosa

Gostaríamos de pedir que os irmãos nos acompanhem em oração:
- pela continuidade do tratamento de saúde da Rosa
- pelo grupo de discipulado que a Rosa está coordenando semanalmente com as mulheres da igreja
- pelo Grupo de Mães em Oração que se compromete a orar por todos os nossos filhos semanalmente
- pelo redirecionamento do ministério do Rev. Marcelo e Nilbe para um novo campo aqui na Europa
- crescimento espiritual e numérico de nossas igrejas na Espanha (Torrelodones, Getafe, Sevilla, Don Benito e Huelva)
- pelos pastores que estão preparando os diversos cursos para a Escola Dominical das nossas igrejas na Europa e do Programa de Treinamento Continuado para a formação dos nossos obreiros
- para que Deus desperte novas vocações para o serviço missionário na Europa e nos dê novas oportunidades claras de ministério em outros locais da Espanha, Portugal, Itália, Romênia e Rússia, bem como em outros países europeus
- pela nossos filhos: Felipe (sua esposa Cristina), Patrícia e Tânia (seu esposo Eduardo)

Grupo de Mães em Oração

Como resultado do nosso Encontro de Missionários realizado no final de julho aqui em Madrid, as mulheres decidiram e se comprometeram a orar juntas por seus filhos semanalmente. Graças a Deus pela iniciativa das nossas "mães-missionárias". Esse Grupo de Mães em Oração é um programa proposto pela Base Europa e está sendo coordenado pela Rosa del Pino que envia o boletim de oração do grupo para que todas orem às quartas-feiras. Oremos com elas também!

Amor Comprometido con la Vida Eterna

“Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. Todo el que odia a su hermano es un asesino, y sabéis que en ningún asesino permanece la vida eterna”

1 Jn 3.14-15

El tema del amor mutuo entre nosotros sigue ahora explicando un poco mejor la ausencia del amor y consecuente presencia del odio en la vida de Caín, que asesinó a su hermano. El odio es una manifestación de la muerte, así como el amor refleja la vida. La afirmación inicial del apóstol, en ese sentido, es muy importante: solamente sabemos que hemos dejado el status de “muerte” y que asumimos el status de “vida eterna” porque amamos a nuestros hermanos y lo demostramos a diario en nuestras acciones y relaciones.

“Permanecer” es otra palabra significativa aquí. Se relaciona tanto con la muerte como con la vida. No tiene que ver con actitudes sueltas que tomamos aquí y allí; antes, tiene que ver con un compromiso completo de nuestras propias vidas con el odio y la muerte o con el amor y la vida.

Ante lo que nos enseña el apóstol Juan, es necesario que hagamos una seria reflexión acerca de nosotros mismos en cuanto a qué manifestamos con nuestros compromisos hacia a los demás hermanos. Si odiamos nos convertimos en asesinos (¡dura palabra del apóstol!) que no tienen la vida eterna permanente en si. Si amamos confirmamos día a día que hemos pasado de la muerte a la vida eterna por los méritos exclusivos de Jesucristo.

Vida o muerte, amor u odio. Parece un romanticismo que no nos conduce a ninguna parte en concreto, pero lo debemos tomar como el fundamento para la increencia (odio y muerte) o como el fundamento para la fe (amor y vida). El apóstol, en verdad, trata de la esencia de nuestra vida. Vivamos, por tanto, comprometidos con la vida eterna recibida de Cristo, manifestándola a los demás en forma de amor.