quarta-feira, 28 de maio de 2008

Espiritualidade Missionária: Somos Estrelas Radiantes no Mundo

“Façam tudo sem queixas nem discussões, para que venham a tornar-se puros e irrepreensíveis, filhos de Deus inculpáveis no meio de uma geração corrompida e depravada, na qual vocês brilham como estrelas no universo, retendo firmemente a palavra da vida.”

Fp 2.14-16a

A espiritualidade missionária descrita nos vv.12-13, com ênfase na ação de Deus em nos santificar e em nossa resposta de “por em ação” essa santificação, chega a um ponto em que essa espiritualidade nos leva a tomar posições concretas e definidas. É com essa perspectiva que começa o verso 14: “façam tudo”. Esse fazer, sem dúvida, é uma extensão do “ponham em ação a salvação de vocês” (2.12) como resultado da ação santificadora de Deus em nós (2.13).

Viver de forma completa e total a espiritualidade cristã não se resume na interioridade da nossa própria vida; extende-se, necessariamente, aos nossos relacionamentos. Vemos isso, logo de início, quando Paulo diz que o “façam tudo” deve caracterizar-se pela ausência de queixas (gr: goggusmôn) e de discussões (gr: dialogismôn). Obviamente, essas características concedem ao “façam tudo” da espiritualidade uma dimensão social e humana muito importante.

Seguindo o texto, logo vemos que o objetivo dessa espiritualidade que se relaciona com os demais seres humanos sem queixas e sem disputas verbais é, precisamente, que nos tornemos “filhos de Deus inculpáveis no meio de uma geração corrompida e depravada”. Tornar-nos filhos de Deus parece uma experiência já concretada no passado, quando fomos alcançados pela graça de Cristo. Isso podemos considerar como um ato já realizado e definitivo. Outra coisa, por outro lado, é tornar-nos filhos de Deus no meio de uma sociedade (gr: geneas) perversa (gr: skolias, diestramménês). Parece, então, que Paulo se refere a uma espiritualidade que nos projeta para dentro dessa sociedade perversa, antes que a uma espiritualidade introvertida.

É no meio dos nossos contemporâneos que o “façam tudo” dessa espiritualidade assume seu caráter missionário: brilhar (gr: phaínesthe) como estrelas e sermos radiantes como o brilho de uma pedra preciosa (gr: phôstêres) é o coração da missão cristã neste mundo (gr: kosmô). É realmente importante notar o uso da palavra “kosmos” (traduzida por “universo”). “Kosmos” deve ser entendido em relação com “geração corrompida e depravada” (2.15). Dessa forma, notamos com a devida clareza que a espiritualidade deve assumir um nítido contorno missionário, pois ela somente cobrará seu pleno sentido quando vivida dentro das diversas dimensões das sociedades humanas. Em outras palavras, é no mundo dos seres humanos que deve resplandecer a luz que recebemos pela graça de Deus.

Além disso, a vivência da espiritualidade missionária por todos os cristãos encontra seu embasamento quando prestamos a devida atenção e nos firmamos fortemente na palavra da vida (gr: lógon zôês). Isso nos leva diretamente para nossa responsabilidade de buscar na palavra de Deus a vida plena que necessitamos para brilhar a luz de Deus na sociedade humana. A espiritualidade cristã, portanto, encontra na palavra de Deus sua fonte permanente de vida e seus parâmetros de ação missionária.

Dios nos Ama, Somos sus Hijos

“¡Fijaos qué grande amor nos ha dado el Padre, que se nos llama hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él”

1 Jn 3.1

El tema del amor de Dios por nosotros y en nuestras vidas es tratado por el apóstol en dos momentos. El primer es lo que pone en este versículo, donde se nos presenta la realidad del amor de Dios en nosotros hoy. La realidad presente es que el Padre nos ha dado su gran amor. Eso es un hecho definitivo: somos amados por el Padre a punto de considerarnos y llamarnos hijos suyo. “¡Y lo somos!” lo confirma el apóstol.

Ser hijos de Dios y tener a Dios como Padre, como fruto de su amor, es un hecho en el que debemos fijarnos. Así empieza el texto. Es importante que nos comprendamos, nos definamos y nos posicionemos socialmente como hijos de Dios, amados por él. Eso tiene un profundo sentido misionero y evangelizador, puesto que ahora pasa a definir nuestra vida, elecciones y comportamiento.

Asumir que somos hijos de Dios en la sociedad nunca ha sido algo fácil y todavía no lo es, puesto que “el mundo no nos conoce precisamente porque no lo conoció a él”. Ser amado por Dios, aunque tenga una dimensión personal e interior muy importante, es una experiencia que se vive hacia fuera, hacia el mundo y a los demás. Pero, al igual, se trata de vivir el amor y la filiación a Dios en una sociedad que no comprende y no vive ese mismo amor. Por supuesto que eso implica en un estilo de vida que no será plenamente comprendido por nuestro mundo, pero a la vez es un estilo de vida que al mundo le necesita, como necesita conocer en profundidad y de forma transformadora el propio Padre y su amor.

El amor de Dios en nuestras vidas nos transforma en personas y comunidades que anuncian y viven ese amor y esa filiación de Dios. Ser amados por el Padre es uno de los fundamentos más importantes para el ejercicio de la evangelización en la sociedad. Seamos, así, hijos amados, hijos que aman y proclaman con sus palabras y sus vidas.

terça-feira, 27 de maio de 2008

Visitas Abençoadas no Culto!


No domingo passado (25 de maio) recebemos uma visita muito abençoada no culto. Trata-se do casal Jairo e Daniela, membros da Igreja Presbiteriana do Cruzeiro do Anil em São Luis (Maranhão) em viagem de férias pela Europa. A Daniela trabalha com a UCP da igreja e está conscientizando as crianças para o envolvimento com a obra missionária. Que Deus abençoe esse ministério!

segunda-feira, 26 de maio de 2008

Presb. Jeferson e Diana em Nossa Casa!


Recebemos a visita dos queridos Jeferson e Diana Del Arco com sua filha Bia durante os dias que passaram de férias por Madrid. O Jeferson é presbítero da Primeira Igreja Presbiteriana de Goiânia e membro do Conselho Missionário. Trata-se de um casal muito especial e envolvido com a obra missionária e com o apoio ao trabalho dos nossos obreiros no Brasil e no exterior. Que Deus abençoe ricamente suas vidas e seu ministério!

quarta-feira, 21 de maio de 2008

La Justicia de Dios en Nuestras Vidas

“Si reconocéis que Jesucristo es justo, reconoced también que todo el que practica la justicia ha nacido de él”

1 Jn 2.29

Cuando hablamos de justicia casi siempre nos viene a la mente la justicia humana, sea la dimensión social, jurídica u otra de la justicia. Pero al leer el texto, debemos entender que la justicia mencionada por el apóstol Juan es la justicia de Jesucristo o de Dios. Eso significa, a principio, que se trata de la justificación promovida por Cristo para satisfacer la justicia de Dios por el pecado humano. En otras palabras, por ser el único justo ante Dios, Jesús pudo por su vida, muerte y resurrección justificarnos de nuestros pecados ante Dios. Eso significa que, mediante el sacrificio de Cristo, Dios nos acepta y nos considera justificados de nuestros pecados.

Por eso solo reconocemos que Jesús es justo cuando recibimos por su gracia los beneficios de su justicia, o sea, nuestra justificación. Y solamente así reconocemos a todos los que fueron, de igual forma, justificados por él porque practican la justicia. Practicar la justicia es una consecuencia inevitable del acto de Dios de considerarnos justificados ante él. ¿Qué significa eso? Que los que creen en Cristo y reciben su justicia no pueden vivir como si eso no afectara a sus vidas; antes, hay que vivir en conformidad con la justicia recibida. Hemos sido perdonados, debemos perdonar a los demás; hemos sido tratados con misericordia, tratemos a los demás con misericordia; hemos sido aceptados, aceptemos las personas como son.

El que ha nacido de Dios, por la gracia salvadora de Cristo, es una persona que practica en su vida, en relación a Dios, a si mismo y a los demás la misma justificación que ha recibido de Dios. De esa forma, cada uno de nosotros somos promotores de la justicia salvadora de Dios entre la humanidad. Esta es nuestra misión como personas, familias e iglesia.

quarta-feira, 14 de maio de 2008

¡Permaneced en Cristo!

“Y ahora, queridos hijos, permanezcamos en él para que, cuando se manifieste, podamos presentarnos ante él confiadamente, seguros de no ser avergonzados en su venida”

1 Jn 2.28

Permanecer en Dios y en Jesucristo es algo que está reservado para los “queridos hijos”. Es un status y experiencia derivada de la relación paterna con la que Dios nos recibe y nos trata. Los hijos están con el Padre y el Padre se hace presente de forma permanente en la vida de sus hijos. Permanecer es una posición heredada como hijos recibidos por Dios.

Pero a la vez, la permanencia con Dios también nos proyecta con confianza hacia el futuro. El futuro llegará cuando Cristo “se manifieste” en su segunda venida. Este será el futuro en que todos los seres humanos se presentarán ante Dios y su tribunal. Tiene que ver con el destino eterno de todos nosotros. Para los hijos, los que creen genuinamente en Jesucristo y su obra de salvación, en ese juicio no habrá vergüenza ni condenas, sino que los hijos podrán acercarse al supremo Juez confiadamente, puesto que su abogado es el propio Jesús, que ha dado su sangre en la cruz para pagar la deuda de estos hijos.

Así, permanecer en él es una consecuencia de la salvación eterna que nos está garantizada ya por Cristo ante Dios. Permanecer, estar y vivir día a día con Cristo es un anticipo de la plenitud de vida que nos aguarda en la venida de Cristo. Es una manifestación de gratitud por la vida que hemos recibido y por la adopción como hijos de Dios. Por eso, vivimos hoy seguros de que en la segunda venida de Cristo nos presentaremos confiadamente ante Dios y esta expectativa futura hace con que nuestra vida cristiana cobre sentido hoy día y nos ayuda a entender la importancia y las dimensiones de nuestra misión en el mundo.

sábado, 10 de maio de 2008

Mesa Representativa - Iglesia Evangélica Presbiteriana de España


No dia 01 de maio estivemos reunidos como Mesa Representativa da Iglesia Evangélica Presbiteriana de España, filha do trabalho missionário da Igreja Presbiteriana do Brasil. Nesta reunião, entre outras decisões importantes, tivemos a bênção de receber oficialmente o trabalho em Getafe (Madrid) como uma congregação da igreja. Louvamos a Deus por isso! Continuemos orando pela evangelização da Espanha.

terça-feira, 6 de maio de 2008

La Vida Eterna que Invade Nuestro Presente

“Estas cosas os escribo acerca de los que procuran engañaros. En cuanto a vosotros, la unción que recibisteis permanece en vosotros, y no necesitáis que nadie os enseñe. Esa unción es auténtica – no es falsa – y os enseña todas las cosas. Permaneced en él, tal y como él os enseñó”

1 Jn 2.26-27

Los que nos procuran engañar, los anticristos (2.18-19) que niegan a Jesús y a su Padre, no reciben la unción de Dios. Esta unción está reservada a los que creen y sirven a Cristo. Así es como el apóstol Juan describe a los que creen y a los que no creen: ¡recibir o no la unción!

Esta unción es una referencia directa al Espíritu Santo y su actuación en nuestra vida, enseñándonos y dándonos capacidad de entender y vivir la palabra y la voluntad de Dios cada momento, levándonos a creer y ordenar nuestras vidas conforme los principios de su palabra. Es el Espíritu Santo actuando en nosotros que mantiene viva y fuerte la fe, renovándola cada día.

“En cuanto a vosotros…” El apóstol nos ayuda a entender que a nosotros nos cabe buscar y vivir la autenticidad de la fe en Jesucristo como señal de su propia vida en nosotros, “la vida eterna” (2.25) que nos ha dado. La vida eterna nos es solo una esperanza futura (pos-muerte), es también una realidad que ha invadido nuestro presente y que lo cambia a la luz de la verdadera fe en Cristo y de su palabra. Esta es la unción que recibimos de él y por la cual podemos vivir, decidir y elegir. ¡Que Dios siga auxiliándonos en todo!