quinta-feira, 24 de abril de 2008

Aceptar a Dios y Negar el Anticristo

“¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que reconoce al Hijo tiene también al Padre”

1Jn 2.22-23

Siguiendo la enseñanza de los versos anteriores, el apóstol Juan vuelve al tema escatológico del anticristo al responder a la pregunta retórica del verso 22. La pregunta contiene en si misma la respuesta: el mentiroso es el que niega que Jesús es el Cristo. El mentiroso es el que no procede de la verdad de Dios y de su palabra (2.21). El mentiroso no vive su vida bajo la palabra de Dios sino que la niega y, en consecuencia, niega la mesianidad de Jesús, creyendo y viviendo como si él no fuera el Cristo de Dios.

Además, el apóstol afirma que negar al Hijo implica en negar al Padre y a no pertenecer a ellos. La “negación”, por tanto, es la principal característica del anticristo y de los falsos cristianos a lo largo de los siglos. El “reconocimiento” y la aceptación del Hijo y del Padre caracterizan a los que viven bajo la verdad de Dios y su palabra.

Reconocer y aceptar a Dios y a su Hijo es negar el espíritu del anticristo, es una actitud con profundo sentido escatológico, lo que significa que es parte fundamental de la espiritualidad cristiana. Además, se constituye en el centro de la misión de la iglesia en el sentido de que el reconocer y aceptar que hemos sido alcanzados por la palabra del verdadero Dios es un poderoso testimonio de la fe y del evangelio al mundo entregue al espíritu del anticristo. En ese sentido, la iglesia es misionera cuando cree y reconoce la presencia de Dios en su vida.

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