sexta-feira, 28 de dezembro de 2007

Teología Para la Vida: Vivir en la Luz de Dios

“Éste es el mensaje que hemos oído de él y que os anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad. Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. Pero si vivimos en la luz así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.”

1 Jn 1.5-7

El apóstol Juan establece como principio teológico para la vida cristiana, con base en lo que los apóstoles han oído, visto, contemplado y tocado (1.1-4) el hecho de que Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad. Desde éste enunciado teológico se puede encontrar diferentes implicaciones para nuestra vida cristiana diaria. Así, Juan nos presenta 4 implicaciones que empiezan siempre con la expresión “si afirmamos” (v.6, 8, 9 y 10).

La primera (v.6) pone que es imposible decir que tenemos comunión con Dios que es luz pero a la vez vivimos en la oscuridad. Luz y tinieblas son realidades opuestas. Vivir en la luz de Dios es totalmente incompatible con mantener compromisos con las obras de la oscuridad. La vida cristiana es, por tanto, una vida limpia y sincera ante Dios. Vivir en la luz de Dios nos conduce a tomar decisiones compatibles con la Palabra de Dios.

Lo contrario, o sea, decir que mantenemos comunión con el Dios, pero vivir en las obras de las tinieblas, manteniendo compromisos con el pecado, el engaño y la mentira, es por naturaleza una negación de la verdad y de Dios. No se puede vivir aparentándonos cristianos pero negando la Palabra de Dios.

Pero cuando vivimos en verdad con el Cristo que es luz, mantenemos comunión con los demás que también viven con Cristo (la iglesia) y recibimos el perdón por todos nuestros pecados. La espiritualidad cristiana se base en vivir la comunión con el Dios que es luz construyendo día a día una comunidad de creyentes que busca siempre una vida limpia ante Dios. Así, iglesia y perdón son dos elementos que manifiestan en la vida común de todos nosotros el enunciado teológico de que Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad.

¡Que Dios nos ayude en nuestra vida cristiana diaria!

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