quinta-feira, 31 de janeiro de 2008

Conocer a Dios: Una Relación Viva con el Padre

“Os escribo… porque…”

1 Jn 2.12-14

(4ª parte)

Es importante observar que los tres niveles de madurez cristiana no sigue el orden que uno la consideraría natural (hijos, jóvenes y padres), sino que cambia por otro orden: hijos, padres y jóvenes. De esa forma hijos y padres, que representarían el inicio de la vida cristiana (hijos) y el cristianismo en su madurez más profunda (padres) se acercan. Además, ambos se caracterizan por conocer a Dios, aunque en niveles un poco distintos.

Eso significa que el conocimiento que uno debe tener acerca de Dios es el hilo que une y da sentido a toda la vida y experiencia cristiana. En el evangelio de Juan encontramos el tema de “conocer a Dios” de forma más amplia. Nuestra relación con Jesús se basa en la amistad puesto que él nos hace conocer a Dios: “os he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir os lo he dado a conocer” (Jn 15.15). Conocemos al Espíritu Santo (Dios) que vive en nosotros y él nos revela a Jesús: “pero vosotros sí lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros (Jn 14.17), “todo cuanto tiene el Padre es mío. Por eso os dije que el Espíritu tomará de lo mío y os lo dará a conocer a vosotros” (Jn 16.15). Conocer a Dios es mantener una relación con él que se basa en su amor por nosotros: “Yo les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo mismo esté en ellos” (Jn 17.26). Y el mismo Jesús define la vida eterna como siendo el conocimiento acerca de Dios: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado” (Jn 17.3).

Ante la afirmación del texto bíblico es importante observar que “conocer” a Dios no se trata meramente de un esfuerzo intelectual o en el acumulo de informaciones correctas sobre su persona (aunque eso sea muy importante), sino que en mantener una relación viva de amistad, fe y completa confianza en Dios. El desafío que tenemos a lo largo de toda nuestra vida es crecer en nuestra relación personal y eclesial de fe con Dios y con su Palabra. “Hijos” y “padres” definen la jornada completa de nuestra vida con Dios.

Nenhum comentário: