“Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo”
1 Jn 5.18
El apóstol Juan hace un resumen final de sus enseñanzas en 5.18-20. Presenta su resumen de la doctrina en tres creencias principales introducidas por el verbo “saber” en estos versos. Estas tres afirmaciones está en completa sintonía entre si y así forman un único pensamiento haciendo referencia a una única fe. Veremos paso a paso cada una de estas afirmaciones de fe del apóstol y de todo el cristianismo.
La primera afirmación de fe tiene que ver directamente con nuestra unión a Cristo y sus consecuencias (5.18). Saber que hemos nacido de Dios y el que, por consiguiente, pecado ya no ejerce su condena eterna sobre nosotros es un elemento fundamental para que podamos vivir la fe cristiana sin temores y con tranquilidad y confianza. Nacimos de Dios porque él no ha aceptado y adoptado como sus hijos queridos en base a la obra de su unigénito. En otras palabras, nuestra vida está plenamente guardada por la acción redentora de la gracia de Dios por medio de Cristo. Estamos protegidos por la eficacia de la obra de Cristo y ni el maligno ni las consecuencias de la condena del pecado pueden tocarnos.
Saber estas cosas es, por tanto, más que un conocimiento intelectual acerca de temas religiosos. Se trata, antes, de un conocimiento y sabiduría profundamente enraizadas en nuestro ser y que así nos transforma y nos guía día a día. Eso quiere decir que la forma como vivimos hoy se deriva de este “saber” (fe y creencia) que recibimos de Dios por medio de su palabra.
En la estructura de la exposición del apóstol Juan este “saber” es el punto de partida para los otros dos que serán mencionados y debe ser visto como la base de la fe y de la vida espiritual que buscamos en Dios. Que Dios nos ayude y nos haga crecer cada día.
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