“Sabemos que somos hijos de Dios, y que el mundo entero está bajo el control del maligno”
1 Jn 5.19
Como lo hemos mencionado, el apóstol Juan hace un resumen de sus enseñanzas en 5.18-20, donde presenta su doctrina en tres creencias principales introducidas por el verbo “saber”. En la primera parte (5.18) ha tratado de la fe en términos de nuestra unión a Cristo y el consecuente perdón de nuestros pecados que nos libra definitivamente de la condena eterna.
Ahora, de la misma manera, Juan sigue definiendo la fe por el hecho de que somos hijos de Dios (5.19) o que hemos nacido de Dios (5.18). La certeza de lo que “sabemos” cuanto a nuestro vínculo de vida con Dios es fundamental para que nos seamos confundidos por los principios malignos que dirigen y controlan en el mundo en el que estamos inseridos.
La creencia en la obra de Cristo a nuestro favor nos hace, por tanto, seguir viviendo la vida, enfrentando las dificultades y disfrutando de las victorias con base en los principios de la vida y obra de Cristo (redención) antes que bajo los valores del pecado y del mundo. Por eso es muy importante que pensemos adecuadamente sobre lo que “sabemos” acerca de nuestra relación vital con Dios y los compromisos que se derivan de esta nueva vida.
Juan hace una clara diferenciación entre los que “sabemos” (creencia y fe) que somos hijos de Dios y los que viven bajo el control completo de los valores pecaminosos de la sociedad sin Dios. Su objetivo con eso está muy claro: no hay como pertenecer a la nueva vida dada por Dios y, a la vez, comprometerse con el reino de las tinieblas. De eso concluimos que somos parte del reino de Dios sobre la tierra, un reino que invade progresiva y redentoramente nuestra sociedad. Debemos estar concientes de esta realidad y vivir por ella cada momento de nuestras vidas.
Nenhum comentário:
Postar um comentário