“Hermanos, tomad como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas que hablaron en el nombre del Señor. En verdad, consideramos dichosos a los que perseveraron. Habéis oído hablar de la perseverancia de Job, y habéis visto lo que al final le dio el Señor. Es que el Señor es muy compasivo y misericordioso”
St 5.10-11
Seguimos en la sesión del texto en que Santiago trata del tema de la paciencia (5.7-12) donde ya hemos comentado sobre la segunda venida de Cristo como la base para la paciencia (5.7-8) y sobre la importancia de la paciencia mutua entre los hermanos (5.9). Ahora, siguiendo el raciocinio del autor, nos deparamos con ejemplos de paciencia: los profetas y Job.
Lo que Santiago quiere ejemplificar no es solo la paciencia, sino que la paciencia y el sufrimiento o, en otras palabras, la paciencia para soportar el sufrimiento. Sufrir por un ideal parece que ya no hace parte más de lo que las personas consideran como virtud, más bien es visto como algo totalmente ultrapasado en días como los nuestros en que lo que nos importa de verdad es pasárnoslo bien a todo coste. Pero Santiago no se refiere al sufrimiento por un ideal que tengamos, ni al sufrimiento como consecuencia de nuestras malas decisiones en la vida, sino que al sufrimiento de los que se comprometieron en hablar en el nombre del Señor.
Se trata, por tanto, de una clase de sufrimiento que nos puede venir cuando mantenemos firmes el compromiso de vivir y expresar la palabra de Dios, como lo hicieron los antiguos profetas. En sus vidas la paciencia se transformó y se manifestó en la forma de perseverancia. Job ha sido el elegido por Santiago como el representante de todos los profetas y siervos de Dios del pasado en cuanto a la perseverancia. Ha sufrido mucho por mantener encendida la llama del amor de Dios en su vida aun que perdiera a sus hijos, a sus bienes y a su salud, pero conociendo su historia sabemos que al final sus palabras demuestran se ha encontrado verdaderamente con Dios y su misericordia: “yo sé bien que tú lo puedes todo, que no es posible frustrar ninguno de tus planes… De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos” (Job 42.2,5).
Podemos encontrar a Dios en medio del sufrimiento y de los problemas cuando sufrimos por amor a él y a los principios de su palabra. Encontramos a su renovada compasión y misericordia cuando perseveramos pacientemente y aguardamos por los caminos de Dios en nuestras vidas. ¡Que Dios nos bendiga dándonos más paciencia cada día!
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