“Sobre todo, hermanos míos, no juréis ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Que vuestro ‘sí’ sea ‘sí’, y vuestro ‘no’, ‘no’, para que no seáis condenados”
St 5.12
Santiago trata del tema de la paciencia en todo el texto de 5.7-12. Hemos visto que la segunda venida de Cristo es el fundamento para la paciencia cristiana (5.7-8), la importancia de la paciencia mutua entre los hermanos (5.9) y con dos buenos ejemplos bíblicos de paciencia: los profetas y Job (5.10-11). Para concluir el tema de la paciencia cristiana el autor, ahora, nos exhorta a que mantengamos siempre y sobre todo una firme paciencia y espera por la acción de Dios.
La forma como nos presenta esta idea es muy interesante. Santiago simplemente establece el “sí” como señal de la firme paciencia y el “no” como indicador de que ya no esperamos por la acción de Dios, sino que hemos tomado bajo nuestra responsabilidad el rumbo de nuestras vidas. Muchos de nosotros entienden el “sí” y el “no” como la forma que debemos relacionarnos con los demás, diciéndoles abiertamente a la cara y sin fingimientos lo que pensamos. Sin embargo, el sentido del texto nos lleva por otro camino.
El “no” se relaciona con “no juréis ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa”. El “no” tiene que ver con no asumir uno posiciones en que nos comprometemos con cualquiera otras supuestas entidades que existan en el cielo o en la tierra que avale nuestras decisiones y caminos que no sea Dios. En ese sentido, el “no” es absoluto: de ninguna manera vamos a buscar y a comprometernos con dioses o sistemas humanos que sean que nos prometen alcanzar nuestros ideales humanos y ensueños sin mucho esfuerzo y rápidamente.
El “sí”, por otro lado, se trata de una aceptación incondicional de espera por la voluntad y la acción de Dios, comprometiendo nuestra vida presente y futura en sus manos. Al igual que el “no”, el “sí” también es una actitud absoluta de confianza en Dios. Con toda nuestra fuerza y paciencia esperamos y buscamos la voluntad de Dios a su tiempo y a su manera.
El “sí” y el “no” son actitudes complementarias y juntas reflejan la firme paciencia, confianza y espera por Dios. Siempre queremos encontrar los atajos para que lleguemos pronto adónde queremos, pero en la vida cristiana lo que debe prevalecer no son nuestros deseos sino que la voluntad de Dios. Esperar pacientemente por su acción es el camino seguro que no nos conducirá jamás a la condenación sino que a la plenitud de vida. ¡Esperemos confiadamente en nuestro Dios!
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