“Hermanos míos, consideraos muy dichosos cuando tengáis que enfrentaros con diversas pruebas, pues ya sabéis que la prueba de vuestra fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que seáis perfectos e íntegros, sin que os falte nada”
St 1.2-4
Al escribir su carta a hermanos que estaban esparcidos por varias regiones del mundo (inmigrantes), Santiago empieza su carta tratando del tema de las probaciones. Ciertamente sabia muy bien de los problemas y dificultades extras de los inmigrantes y de la necesidad que tienen de cuidado pastoral debido a su contexto.
Santiago desea que sus lectores cristianos encaren las pruebas de forma completamente nueva y renovada en relación con la manera como normalmente las enfrentan las demás personas. Pasar por variados períodos y tipos de dificultades debe ser considerado por los cristianos como motivo de toda alegría y una forma de recibir la propia gracia de Dios en sus vidas. Según él, como cristianos tenemos el conocimiento y la sabiduría acerca de la acción de Dios en nosotros y por medio de nosotros.
Así entendemos que las pruebas no son meros sufrimientos, sino que tienen una dimensión espiritual muy importante: nos llevan a la necesaria constancia que produce en nosotros la madurez y a la integridad humana plena ante Dios. Eso genera en nuestras vidas un sentimiento de saciedad al igual que el del Sl 23.1. O sea, aun que no tengamos una salud o estética perfectas y nos falten los recursos para comprar todo lo que nuestro corazón desee (consumismo pagano), encontramos en la persona, en la gracia y en acción pastoral de Dios una satisfacción plena y madura.
¡Sigamos firmes los caminos del Señor para nuestras vidas!
Nenhum comentário:
Postar um comentário