quarta-feira, 10 de fevereiro de 2010

Justicia y Misericordia Antes Que Menosprecio

“Hablad y portaos como quienes han de ser juzgados por la ley que nos da libertad, porque habrá un juicio sin compasión para el que actúe sin compasión. ¡La compasión triunfa en el juicio!
St 2.12-13

Como conclusión de lo que venía diciendo sobre el pecado del favoritismo y del menosprecio hacia a los demás, Santiago llega al tema del juicio. Según lo que nos enseña, el juicio de Dios vendrá sin compasión a los que actúan sin compasión para con los demás. En ese sentido, la ausencia de compasión en las relaciones humanas equivale a todas las formas en que el favoritismo y el menosprecio se pueden manifestar.
Ante el juicio de Dios tenemos la oportunidad de arrepentirnos de la ausencia de compasión manifestada en nosotros por el favoritismo y el menosprecio. Ese arrepentimiento, por su lado, se ve de forma clara por las nuevas actitudes que asumimos ante las demás personas y ante la ley de Dios (la Biblia) que nos libera del pecado. Son actitudes que se pueden medir por medio de lo que decimos y por la forma cómo nos portamos. En ese sentido, el arrepentimiento ultrapasa el sentimiento personal hacia el pecado y asume una relación comprometida con el otro.
La forma como Santiago concluye sus palabras es muy interesante e inspirativa: “La compasión triunfa en el juicio.” Ciertamente estas palabras son mucho más que un simple slogan; se trata de una afirmación teológica cargada de verdad bíblica acerca de cómo nos portamos ante los demás cuando nos vemos a nosotros mismo por los ojos de la palabra de Dios. En Os 6.6, cuanto a la impenitencia de Israel, dice: “lo que pido de vosotros es amor y no sacrificios, conocimiento de Dios y no holocaustos”. Ya Jesús, al responder a los fariseos que le criticaban por entrar en casa y comer con personas menospreciadas por la vida que llevaban, les responde con el texto de Oseas: “lo que quiero es misericordia y no sacrificios”.
Vemos, por tanto, que la presencia de los cristianos en la sociedad humana no puede ser definida por el favoritismo, ni por el menosprecio, sino que por actitudes y compromisos pautados por la compasión, por la misericordia y por el amor. Se trata de una presencia misionera y evangelizadora. Así es como debemos caminar a diario.

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