“Porque el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto, ya es culpable de haberla quebrantado toda. Pues el que dijo: ‘No cometas adulterio’, también dijo: ‘No mates.’ Si no cometes adulterio, pero matas, ya has violado la ley”
St 2.10-11
En texto que tenemos se relaciona con la enseñanza de los versos anteriores. En aquellos Santiago nos enseña que en nuestra permanente lucha contra el pecado del favoritismo el acercamiento a la ley suprema de la Escritura recibimos de Dios la guía segura para que nos relacionemos con todos los seres humanos. Ahora, en estos versos, aprendemos que la ley de Dios (o su palabra, la Biblia) es completa en sí misma y tiene una acción completa en nuestra vida.
En ese sentido, cuanto al favoritismo y a la discriminación, no nos justificamos con el hecho de que no cometemos pecados “gordos”. Lo que aprendemos con Santiago es que estamos integralmente comprometidos con Dios y con la totalidad de su palabra. Eso significa que no podemos vivir rectamente ante Dios si no buscamos la integridad en todas las esferas de nuestra vida.
Ciertamente hay conductas pecaminosas que son socialmente malas, pero hay otras que son socialmente aceptables e incluso consideradas como virtudes. Éste parece ser el caso de la discriminación. Santiago nos advierte de que si no matamos, no adulteramos, no hurtamos, pero discriminamos a personas como indignas de nosotros o de Dios, transgredimos a los principios de la palabra de Dios y no vivimos según su voluntad.
Mirándonos más de cerca, parece ser que todavía tenemos mucho que caminar en nuestra lectura de la Biblia y aprender de Dios cuanto a los principios que rigen las relaciones humanas. Confesemos y acerquémonos aún más a Dios y a las personas.
Um comentário:
Me gustó mucho este artículo. Es increible como la Biblia es tan actual y trata del pecado de la discriminación. En la actualidad la discrimación motiva todo tipo de intolerancia y acciones de injusticia en nuestra sociedad.
Postar um comentário